Fotografía: radiografía de la tabla de la Presentación de Jesús en el templo. Sala Balclis.
Actualización del artículo de ayer.
Ayer por la tarde publiqué un artículo en el Blog de Apudepa (agradezco a la Asociación que me cediera el espacio) con la información que hasta ese momento teníamos. Una parte importante de lo dicho lo hubiera escrito de manera diferente si hubiese conocido la información que prácticamente en el mismo momento publicó José Ángel Montañés para el diario El País.
En ese artículo se descubría lo que hasta ese momento solo se sabía, o se intuía, gracias a lo que habían advertido Antonio Naval, Belén Boloqui y Carmen Morte (Y Elena Toló en 2015). Su opinión era clara (la sintetizo haciéndome responsable de la síntesis y pidiendo perdón por los matices perdidos): la tabla estaba tan profundamente repintada que no era posible asegurar su autoría. Y muchos de sus elementos eran de tan inferior calidad que resultaba imposible relacionarlos con el maestro de Sijena. Estas valoraciones dieron lugar a una denuncia que el abogado Jorge Español interpuso en nombre del ayuntamiento de Villanueva de Sijena. Y fruto de esa denuncia la sala de subastas ha tenido que dar a conocer una información que todo comprador debería de poder tener cuando se enfrenta a una compra de como mínimo 100.000 euros (85000 de martillo y el resto en añadidos). ¿Tenía esa documentación la sala y la guardó? En Apudepa preferimos pensar que no la tenía y que la ha obtenido para aclarar las dudas surgidas. Si es así, las dudas expresadas por los expertos consultados por el Gobierno de Aragón y el ayuntamiento de Villanueva de Sijena han sido de gran importancia para afrontar esa compra en las debidas condiciones. Se trata de un tema que, seguro, seguirá dando que hablar. Estaremos atentos.
¿Y esos repintes? Diversas teorías corren al respecto:
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La primera, la que defienden el artículo y la casa de subastas: se aplicaron para hacer la tabla más atractiva al gusto de la época. Pero ¿son lógicos esos repintes en una obra de la calidad de la del maestro de Sijena si, como parece, se produjeron en un momento en que sus obras eran ya valoradas y conocidas a través de las reproducciones publicadas por Bertaux?
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La segunda, que el mal estado de conservación aconsejaba darle más “lustre”. ¿Pero por qué no limitarse a repintar, sin inventar? Y en ese caso, ¿tan malo es, entonces, el estado en que se conserva la pintura original?
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La tercera, que resultaba conveniente “ocultarla”, hacerla pasar desapercibida. Pero, entonces ¿por qué se conservó la memoria que permitió anotar su procedencia en una fotografía? ¿Y no hubiese sido mejor y más fácil mantener la tabla en circuitos opacos que desnaturalizarla?