Fotografías de Apudepa.
La Harinera de Monegros, proyectada por el arquitecto Amado Pueyo Mesple y construida en 1949, es una edificación industrial racionalista inscrita en los planteamientos de la arquitectura historicista de posguerra, presente en Sariñena a través de la obra de Regiones Devastadas. El edificio se encuentra incluido en el Inventario del patrimonio industrial y la obra pública de Aragón (Inventario inédito, Gobierno de Aragón, Diputaciones y Comarcas, 2004-2009). La construcción está considerada, por su tipología y calidad arquitectónica, “una de las mejores edificaciones de la comarca, la cual (…) debería ser estudiada más a fondo evaluando su interés para la Historia del Arte y en especial para el Patrimonio Industrial, por considerar su estructura (sobretodo la fachada exterior), como un ejemplo escaso en la comarca y posiblemente único en la provincia” (SIPCA, Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés).
El interior de la harinera posee un gran valor patrimonial. El extraordinario conjunto de maquinaria molinera que guarda, junto con la documentación y el resto de bienes muebles, confiere a la harinera, entendida como conjunto industrial, un relevante valor cultural. Tomamos para su descripción las palabras de la ficha del Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés:
“A ambos lados de un cuerpo elevado, a modo de torre, se disponen dos naves mas bajas de planta rectangular y de diferente tamaño. Esta disimetría se acentúa con el edificio añadido perpendicularmente al extremo del cuerpo mas alargado (a la derecha). La fábrica se compone de sótano, donde un gran motor transmite mediante ejes y correas, la fuerza motriz al resto de la fábrica. Un primer piso o planta calle, que lo ocupan los molinos, los almacenes y las oficinas. Un primer piso con el espacio de canales o tubos y el último o tercero dedicado al cernido (planchisters, sasores, etc.). La torre consta de tres cuerpos, el primero, coincide con la primera altura de las naves y se decora con bandas almohadilladas, sobre un zócalo donde se abren tragaluces. Aquí tenemos los accesos principales, adintelados y sobre escaleras. El segundo cuerpo de la torre, de gran altura, presenta, en su frente principal, un gran vano alargado acristalado y con marco cuádrupe en derrame. El último cuerpo es octogonal, de ladrillo caravista, con chaflanes ante los que hay pináculos y que presenta unos vanos romboidales, finalmente se remata con una veleta y pararrayos. El ladrillo caravista también se usa en el tercer piso de las naves, entre los vanos planos adintelados, mientras que el resto del muro está lavado con cemento. Cada piso se separa con una cornisa y el alero final es muy volado y está decorado con casetones”.