presentación proyecto alternativo

Para nosotros todas las respuestas posibles pasan por la conservación completa de la Fundición Averly como un Bien de Interés Cultural y por la creación de un modelo alternativo de gestión y uso que haga frente al proyecto especulativo basado en los rendimientos privados de un suelo que sentimos propio, pues Averly pertenece a Zaragoza. Averly somos todos.

Por lo tanto, frente al modelo especulativo proponemos protección, gestión alternativa del suelo y usos vinculados a la cultura y a la industria creativa. Proponemos cambiar la palabra Fundición por FundAción. Proponemos repensar la ciudad, Refundar Zaragoza. Con Averly  nos estamos jugando sentar las bases sobre la nueva manera de Construir Ciudad.

Hablamos pues de identidad, de comunidad, de imaginario colectivo, de todo aquello que nos une a la ciudad de Zaragoza y nos hace sentirla propia. Hablamos de la cultura no como un hecho artístico aislado sino como parte imprescindible del tejido social, una herramienta de poder del ciudadano para conseguir igualdad y desarrollo sostenible.

Hablemos de regenerar la ciudad, hablemos de la cultura como su capital inmaterial, hablemos del patrimonio como el lugar donde todo lo social ocurre. Hablemos pues de la Fundición Averly.

Nuestra reivindicación sobre la Fundición tiene dos premisas básicas:

1 · El innegable valor patrimonial (arquitectónico y cultural, pero también a nivel ciudad, social y económico) de la Antigua Fundición de Averly, con la firme convicción de que son las administraciones públicas quienes deben velar por la conservación de un patrimonio que pertenece al conjunto de la sociedad y que debe ser visto como un capital tangible, un valor generador de actividades.

2 · El derecho social a la opinión, a la participación en los proyectos que construyen la ciudad en la que habitamos, y por lo tanto también el derecho a participar en aquellos procesos que podrían destruir lugares como la Fundición Averly, tan importantes urbanísticamente. Creemos que se deben proporcionar los medios (en tiempo y forma) para que los ciudadanos de Zaragoza puedan conocer y repensar la Fundición Averly. La sociedad ha de participar y pronunciarse, ha de preguntarse y responder a una serie de preguntas sobre el tema que nos ocupa: cómo influye actualmente Averly en el entorno que la rodea o en la ciudad de Zaragoza, cómo puede influir si proyectamos para ella un futuro pensado por y para las personas o en  qué se beneficia a la comunidad si las administraciones públicas permiten que se realice un proyecto de caracter especulativo (y destructivo) como el que se propone.

En la coyuntura política y económica actual la cultura y la conservación del patrimonio se han convertido en necesidades de segunda para nuestras instituciones públicas (que supuestamente redireccionan los fondos públicos hacia el ámbito de urgencia social). Se pierde de esta manera la oportunidad de convertir lugares como la Fundición Averly en un dinamizador urbanístico, un motor para el empleo y un elemento de proyección internacional en la ciudad de Zaragoza.

Los actores institucionales, nuestros representantes, aquellos en los que delegamos las decisiones sociales y económicas a gran escala, tienen la obligación de establecer un protocolo político que respete el bien común, que controle y  evite actuaciones irreparables o propuestas que amenacen este importante y exclusivo patrimonio sin que los ciudadanos puedan llegar a conocer los tesoros que en Averly la ciudad ha conservado, ni opinar sobre la conveniencia de su conservación.

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